Tenía guardado 1g de salvia divinorum 20x casi por un año esperando la oportunidad de probarla. Quería que sea en un lugar tranquilo y seguro con alguna amistad cuidándome. Y el tiempo al fin había llegado. Había rentado una habitación en un sótano y tenía una cama muy cómoda. Mi enamorada había aceptado prestarme su bong y su encendedor “torch”, además de hacerme compañía durante mi experiencia. Era domingo y al siguiente día tenía clases, así que decidí hacerlo una hora antes de dormir. Me sentía ansioso y cansado, pero en mi mente me decía “es ahora o nunca”.
Prendí un incienso y me quité la chompa que tenía puesta. Puse la salvia en el bong con un poco de marihuana en el fondo. Me senté en la cama y dejé que tiempo pasara por unos minutos mientras me mentalizaba. En un arranque de decisión, tomé el bong, encendí el extracto y le di un buen hit. Expulsé el homo después de unos segundos y repetí la acción. La tercera inhalada fue profunda y perdí la consciencia. Ya no recuerdo haber exhalado.
Mis sentidos y visión volvieron de a pocos y pude ver algo borroso que bailaba. Mientras todo comenzaba a aclararse me di cuenta que veía un rectángulo naranja que vestía una camisa hawaiana. El rectángulo se mecía al compás de una música de tambores muy fuerte que en ese momento podía oír (creo que se trataban de mis latidos). El rectángulo tenía rallas negras y emitía sentimientos que podría describir como un espíritu de la jungla que revolvía los recuerdos de mi niñez. Intenté apartar la mirada, pero estaba congelado. Poco a poco pude voltear la vista y la figura se multiplicaba en la distancia hasta llegar a una calle de suburbios. Sentía que mi cara estaba hecha de cemento y se hundía. Mientras más me hundía más sentía extrañas texturas que se apilaban en mi rostro. Sentí que me transformaba en una forma de vida abstracta e imposible. A mi lado vi a una criatura que tenía forma de ropa, parecía un polo suspendido en el aire y con ojos en forma de tocino.
Comenzaba a sentir pánico porque sentí que moría. De la forma imposible que era yo, sentí la desesperada necesidad de volver a mi cuerpo. Cada vez que veía al horizonte veía paisajes superponiéndose infinitamente como reflejados en espejos de ascensor, y los paisajes estaban hechos de extraños objetos vivientes alienígenas. Estos seres/objetos eran como duendes, pero al mismo tiempo los percibía como una parte de mí, más bien como millones, trillones de pequeñas partes de mí, como células, mis propias células, pero con personalidades propias. Volteé mi vista al cielo y vi el final de un túnel y comencé a ascender/descender. Al final del túnel estaba mi habitación, tal como la recordaba por última vez.
Regresé a mi cuerpo, pero seguía en pánico. Seguía viendo criaturas alienígenas en las esquinas oscuras de mi habitación. Mi enamorada trató de calmarme poniendo su mano sobre mi pecho, pero la sentí como si fuera de fuego. El humo del incienso me comenzó a ahogar y ella mi ayudó a levantarme hasta la ventana para tomar aire fresco. Sentí que quería llorar, pero no tenía lágrimas. Grité “¡Nunca más vuelvo a fumar salvia!”. Llegaron recuerdos a mí, recuerdos de mi infancia, recuerdos que se supone uno no podría recordar. Memorias de mi vida a los 2 o 3 años de edad se sentían más cerca que nunca y me hicieron entender que estaba atado a ellas, estaba atado a mis más lejanos recuerdos.
El resto de la noche me la pasé tratando de calmarme y el día siguiente no estuve bien en clase. No podía prestar atención.
Lo que aprendí de la experiencia fue que valoro mucho mi vida terrenal y que, a pesar de que tengo mucho interés en los psicodélicos, no estoy listo para las experiencias fuertes.
Después de mi experiencia, comencé a leer otros trip reports y ver videos de gente contando sus propias experiencias. Supe que eventualmente iba a volver a ser el mismo y mi ego iba a regresar intacto. Tengo el recuerdo muy claro que cuando estaba recuperando la consciencia y comencé a recordar quién era yo, quería aferrarme desesperadamente a ese ser (a mí mismo). Siento que, mientras voy creciendo, mi psique crea universos fuera de mi entendimiento. Universos con diferentes formas y escenarios que van de la mano con mi yo físico mientras viajo por la vida, como si fuera el universo de un organismo unicelular que le da forma a mi existencia. Y a pesar de que recuerdo todo esto como la experiencia más aterradora que he tenido, también lo recuerdo como algo emocionante y tal vez, más adelante, lo vuelva hacer.
–Arte de Melissa Leigh–