Esto sucedió en mi casa campo, un día viernes a la 1 p.m., con tres amigos más. Subimos al cerro y nos acomodamos. Todo perfecto hasta ese momento, echando la talla y demás. Luego repartimos las dosis (2g de Thai Pink Buffalo) para cada uno. Los hongos sabían horribles, así que los consumimos con agua para comerlos más rápido. Yo, de inmediato, comencé a sentir náuseas, pero no quise vomitar para no interferir el viaje, así que me aguanté. Mientras tanto, uno de mis amigos ya comenzaba a sentir los efectos y a percibir todo de una manera distinta. Luego yo comencé a sentir cosas, entre ellas ver pixelado y sentir mucho más vivos los colores a mi alrededor (era todo muy HD). Luego vi los cerros y comencé a ver figuras circulares. Hasta ese momento ya todos estábamos sintiendo los efectos de los hongos y fue increíble. Luego nos reunimos todos al rededor del auto y estuvimos como 40 minutos conversando y riéndonos por estupideces, entre ellas, que la piel de dos de mis amigos se tornara de un color rosa. Aparte de eso, cuando hablamos, nos trabábamos o nos quedábamos pegados y era demasiado loco.
Después de 90 minutos aproximadamente comenzaron otro tipo de sensaciones. Ya no todo era alegría. Uno de mis amigos comenzó a caminar para allá y para acá, le veía la cara y notaba en él una mirada vacía, como de un psicópata. La cara le cambió totalmente y me comencé a asustar. Comencé a pasarme rollos y me preocupé por él porque su cara era muy perversa, se le notaba muy ido (obviamente en su trance). Nunca le dije nada para que no se asustara. Luego me comencé a sentir distinto. Comencé a caminar por todos lados al igual que mi amigo, de hecho, nos cruzábamos y caminábamos sin rumbo (nuestros otros dos amigos estaban tranquilos sentados y nos reiteraban que nos calmáramos, pero no podíamos). Luego comencé a sentir paranoia. Recuerdo lapsos en que mis amigos me decían «No te hemos dicho nada, no te hemos hablado», y yo quedaba como «Wtf… ¿les hablé?», porque en momentos les decía que no me hablaran o no me miraran, y en esos momentos no sabía si era real o no. Me asusté, pensé que me estaba volviendo loco y que quedaría así para siempre. Luego comencé a sentir cambios de personalidad, algunos fueron, en momentos, agradables y otros, desagradables (el ego).
Ahora, pensándolo bien, no sé por qué, pero sentía que estando los cuatro juntos, ahí en el cerro, pudimos ver lo bueno y lo malo de cada uno. En esos momentos sentí cosas de los demás que nunca había sentido. Creo que los aprendí a conocer de otra manera, pude ver su interior y apreciar cómo realmente eran. Después recuerdo que comencé a sentirme pésimo y vomité detrás de unos árboles. En ese momento me asusté mucho más porque, por lo que había leído, no era normal vomitar, pensé que quizás fue el ayuno de 8 horas que hice, fue muy fuerte. Sentía que me iba a morir (literal). Apenas podía mover el cuerpo y estaba pálido, helado, y comencé a sentir que me volvía loco, que estaba en una película bizarra que nunca terminaría. Intenté calmarme y se me pasó todo, volví a mi color natural (de lo verde que estaba) y comencé a sentir energía nuevamente. Desde ahí recuerdo todo, no como antes de vomitar, que tenía lapsos cortados y de paranoia.
Finalmente, a las 4 p.m. los efectos ya comenzaban a desaparecer, pero aún seguía sintiéndose extraño.
En pocas palabras, el viaje fue con altos y bajos y muy sensorial (¡demasiado!). A mí, en lo personal, me marcó muchísimo. Fue una de las experiencias más fuertes que he vivido, a tal punto de pensar al día siguiente si seguía en el viaje o no. Y si tuviera que resumir la película en la que sentía que me encontraba, sería MadMax, porque estábamos en el campo, todo el paisaje estaba seco y me rodeaban tres personas más en su trance de locura con las miradas desviadas y fuera de sí; pero a la vez fue un viaje gratificante porque pudimos aprender a conocernos a nosotros mismos. Yo descubrí que tengo que hablar más las cosas, no guardar lo que pienso y no ser tan perfeccionista, debido a que en el trance yo estaba muy ansioso (muy parecido al Trastorno obsesivo compulsivo). Mis otros amigos se dieron cuenta que también tenían que cambiar algunas cosas personales y tomar el control de sus vidas en algunos aspectos (incluyéndome).
Ahora, pensándolo bien, fue muy gratificante la experiencia, pero fuerte. Antes de consumir hongos nunca creí que fuera una experiencia tan fuerte. De hecho, al otro día me pregunté «¿Habré estado preparado para vivir la experiencia?» La cosa es que ya lo viví, ya lo sentí y no me arrepiento de nada.
Les recomiendo que si desean consumir hongos por primera vez lo hagan con alguien con experiencia, en mi caso todos éramos primerizos y quizás eso influyó a que estuviéramos mucho más tensos durante la experiencia. Y también que estén dispuestos a sentir distintas cosas, entre ellas locura y cuestionamientos internos fuertes. Pero muy buena experiencia, ayuda a crecer como persona y darse cuenta de cosas que no apreciabas antes.
–Arte de Ben Ridgway–