Mientras todos disfrutaban de las fondas, yo decidí emprender un viaje, un viaje psicodélico jamás vivido, algo que superó toda expectativa.
Tenía programada una salida para este día con un gran amigo con el que he compartido experiencias con psicodélicos para analizarnos, tener distintas percepciones, buscar respuestas que yacen en nuestro interior y conectar con entidades avanzadas (que ciertamente existen).
Por alguna situación mi amigo no pudo asistir, lo que para mí no fue impedimento para emprender solo. Yo tenía en mi poder 6 gramos de hongos alucinógenos y dos dosis de Dimetiltriptamina (más conocido como DMT o molécula de la vida), con la que también había vivido experiencias psicodélicas.
Luego de un par de horas caminando, llegué a un lugar en las alturas de un cerro donde había un espacio verde en medio de un bosque de pinos. El lugar perfecto con sol, sombra, hermosa vista al bosque y a las montañas. Estando en un lugar con esta energía, la conexión sería perfecta. Después de haber recorrido un poco este lugar mágico, tomé asiento y sin tener una gramera para pesar los hongos, empecé a comerlos con un limón que sirve para activar más rápido el efecto de la psilocibina. Comienzo comiéndolos lentamente y con respeto. Diría que fue 1,5 gramos aproximadamente. Luego de eso dejé mis cosas ahí, me saqué las zapatillas y empecé a caminar descalzo por el lugar, después volví a mi lugar, me recosté y no notaba ningún cambio. En ese momento decidí comer más (1,5 gramos más aproximadamente o quizás 1g). Al momento de comerlos empecé a sentir el efecto de la primera dosis que había consumido. Sentí presión corporal y un pequeño ensordecimiento que me hizo sentir liviano. Causó una percepción de temperatura perfecta, no sentía ni calor ni frio, solo una temperatura corporal precisa. Al cerrar los ojos sentí que el tiempo iba un poco más lento, pero no mis sentidos. Mis sentidos estaban alertas a todo. Al mantener los ojos cerrados por unos segundos, comencé a ver geometrías sagradas, colores fuertes y destellos que se movían como caleidoscopios formando figuras perfectas en sus movimientos. Al abrir los ojos los seguía apreciando, pero plasmados en el cielo, esta vez con colores azules.
Me levanté y me acosté al medio de una parte del bosque donde no había árboles, solo un pasto corto nunca antes pisado. Lo pude notar por su fineza y perfección. Allí me recosté por una hora o quizás un poco menos (ya que cuesta percibir cuánto duran las alucinaciones con exactitud porque se pierde un poco la noción del tiempo). En este lugar comencé a interactuar con un ser difícil de describir, ya que su apariencia no se veía, pero sí se sentía, y de acuerdo a eso me pude hacer una imagen física. Es algo complejo de entender, pero en el momento lo entendí muy bien de esta manera. Era un ente de color azul, con los ojos rasgados, muy bello o bella. No sabría decir si era hombre o mujer. Pienso que un ser de este tipo no debería tener sexo, lo que tiene mucho sentido. Me sentía muy atraído por esta energía que me hacía tener el 100% de mis pensamientos concentrados en mirarle y sentirle dentro de mi mente. Mientras más me concentraba en lo que estaba pasando ahí, más me acercaba y, de alguna manera, sentía que me sacaba de este mundo por unos segundos y después perdía un poco el contacto y volvía a estar en mi cuerpo. Fue muy sensual y algo excitante esta interacción.
Luego de volver de ese trance, sentí que el sol estaba intensificando su calor y me tuve que cambiar de lugar. Volví a donde empecé. Allí tenía mi mochila con provisiones. Me senté, comí un poco, ya que estaba en ayunas y no era necesario mantener el ayuno ya en ese momento. Fue cuando pasó algo que no tenía pensado hacer y que ni siquiera lo hice por una decisión tanto propia, sino porque algo me decía que lo hiciera. Fue una voz en mi cabeza, que de alguna manera inexplicable me convenció. Y por alguna otra manera más extraña aún, sentía que estaba bien hacerlo. Que sería algo especial y que este era el momento de hacerlo y que no habría otro en un prolongado tiempo. Entonces no me di cuenta cuando tenía el bong en mis manos con la dosis de DMT para un viaje al interior. Nunca se me habría ocurrido hacer esto, ya que siempre he respetado estas sustancias. Y sinceramente no sé si lo volvería a hacer, ya que hace un tiempo atrás experimenté un viaje con DMT fuera de lo normal. Digo esto porque fue realmente increíble y lleno de emociones. Habiendo vivido esto hace poco, sería una locura consumirlo durante un viaje de hongos, pero me siento feliz de haberlo hecho. Lo llamaría una experiencia divina.
Teniendo el bong en mis manos, respiré profundo, solté todo el aire de mis pulmones, le prendí fuego y la mejor llenada de pulmones que había hecho. Se sabe que es una sustancia que te lleva casi al instante, por lo que ya sabía lo que venía. Antes de soltar el humo, todo se puso negro. El tiempo no estaba transcurriendo y allí estaba yo, sentado en una pieza totalmente oscura y un foco alumbrándome en la cara. Tuve una especie de desdoblamiento, ya que me estaba viendo ahí sentado con el bong en la mano, con los ojos bien abiertos y un poco asustado. Me vi así, de distintas perspectivas en pocos segundos. Mientras me observaba, todo se empezaba a mover con colores luminosos. No había ni un solo ruido y yo me seguía viendo inmóvil en ese desdoblamiento. En ese momento veo que se acerca una energía brillante a gran velocidad y me saca de ahí. Sentí como si me arrancara la cabeza, y volví a estar ahí sentado en mi cuerpo en un segundo, como si me hiciera volver, o que me haya despertado de ese sueño, dentro de otro sueño. Empecé a mirar a mi alrededor. Todo en silencio absoluto. Mis sentidos no podían estar más agudizados. Sentía que la atmósfera me incomodaba, que no pertenecía aquí. Miré mis pies y eran pies escamosos, con garras, como si fuera un reptil, además de ver todo con forma de escamas verdes. Mis manos eran escamosas y sentía mucho poder. Esto fue algo muy extraño, pero no sentía miedo. Sabía que tenía que dejarme llevar y a la vez tratar de estar atento a todo lo que pasaba para después poder recordarlo, ya que es casi como un sueño, y luego de soñarlo, el consiente tiende a olvidarlo a los pocos minutos de “despertar”. Todo esto transcurriendo en un plano que yo podría llamar “otra dimensión”, dimensión donde no existe el tiempo ni el espacio. Existe una presión o atmósfera distinta. Es algo así como una habitación del tiempo donde no vuela una mosca, pero a la vez se siente que pasan muchas cosas a mucha velocidad, pero que, si me centraba en no pensar nada y solo observar, podía apreciar de mejor forma.
*El usuario compartió su historia hasta ese punto. Esperamos una segunda parte y desenlace.