[Los nombres de los personajes han sido modificados para conservar el anonimato]
Era un sábado a las 20:40 en casa de un amigo. Nos disponíamos con él y con otro amigo más a experimentar la planta llamada “Salvia Divinorum”, cabe mencionar que previo a tal acto habíamos consumido ya dos porros de hierba, por lo tanto todo nos resultaba tan serio y a la vez tan chistoso.
En vista de que el consumo de tal planta era por medio de un “Bong” y al disponer solamente de uno de ellos, teníamos que establecer un orden de degustación.
Al ser la primera vez, creo yo, que teníamos cierta curiosidad, cierta intriga sobre los efectos que nos podría traer el experimento de ésta. Al mismo tiempo sentíamos algo de temor, ya que por nuestra mente recorrían pensamientos de: “mal viaje”, así que decidimos dictar el orden mediante un juego tan simple pero tan serio para nosotros: Piedra, papel o tijera.
-Piedra, papel o tijera, 1, 2,3
Inmediatamente todos nos percatamos que habíamos sacado el mismo símbolo (tijera), nos fue muy enigmática tal acción, por un momento pensábamos que se trataba de una coincidencia pero también sobre una conspiración del universo; por mi parte decidí dar un comentario: Si volvemos a coincidir me voy a “mal tripear”. Todos echamos a reír y a imaginarnos en sí en verdad pudiese ocurrir tal acción nuevamente.
Por nuestras débiles y confundidas mentes recorrían pensamientos de qué símbolo tendríamos que sacar para no coincidir; por mi mente sucedían ideas como: Quizás él esté pensando en sacar “piedra”, por lo tanto yo sacaré “tijera” nuevamente, de todas maneras pueda que mi otro amigo saque “tijera” y piense lo mismo que yo, sin embargo pueda que este pensamiento lo estemos teniendo todos en este preciso momento, ¿qué hago, qué saco?
-Piedra, papel o tijera, 1, 2,3
¡Bummm! Entramos en una locura total, todos habíamos coincidido nuevamente. Esta vez el símbolo a coincidir fue “papel”. Rápidamente emergieron opiniones, comentarios: “Hijo de puta, cómo pudo suceder esto”, “¡No jodas!”, “Jajajaja esto es una locura”. Estábamos tan impactados, asombrados, tan… ¡estupefactos! de lo que sucedía que nos pusimos a conversar y a establecer teorías metafísicas sobre el universo. Cada quién impartía su juicio, incluso compartíamos las mismas interpretaciones, un poco descabelladas, pero muy fascinantes. Nos concentramos en demasía en lo que sucedía y habíamos olvidado el propósito inicial, el cual era establecer el orden de experimentación.
“A ver a ver, en qué estábamos” dijo Arnold. De pronto todos volvimos a la intención que habíamos propuesto. De igual manera, otra vez deambulaban ideas sobre qué pasaría si volviésemos a sacar la misma figura.
No había tiempo para pensar.
-Piedra, papel o tijera, 1, 2,3.
Lo que al principio nos resultó tan atrayente, tan impactante, tan sorpresivo, en un solo abrir y cerrar de ojos todas esas emociones desaparecieron al ver que yo había sacado una figura diferente a los demás. Mis amigos sacaron “piedra” y yo, “papel”.
Decepción, insatisfacción, desilusión, disgusto, ¿qué sentíamos? No lo sabíamos, pero todos teníamos claro que las emociones que emanábamos al principio ya no eran las mismas.
Decidí postular mi teoría del por qué saqué lo que había sacado: En un principio estaba seguro de sacar “piedra” al igual que ustedes, pero por un momento me di cuenta que prácticamente estaríamos siguiendo un orden ya pre-establecido inconscientemente por nosotros mismos, por ende decidí sacar un símbolo diferente. Todos me escucharon con cierta inquietud.
Llegó el momento de la verdad, aquel que había perdido sería el primero en probar este nuevo psicoactivo, si es que así se lo pudiese nombrar.
El orden quedó de la siguiente manera: Yo en primer lugar, Arnold en segundo y Jean en tercero.
¿Estás listo mija? Me dijo Andrés. Yo respondí: Si así lo quiso el destino o quién sea, pues dale, ¡de una mija, sin miedo!
Instantes después del consumo, Jean y Arnold miraban consternados sobre qué sucedería. Aparentemente no pasaba nada raro, y así fue, no ocurrió nada interesante, salvo que yo sentía mucho sueño y calor en mi rostro.
Llegó el turno de Jean.
Dale mija, con fe, dije a Arnold.
Debido al anterior acontecimiento la atención se había desviado. Lo que resultaba ser tan interesante pasó a ser algo sin tanta importancia. Sin embargo, Arnold, al tener experiencia previa, pronunció con aire de asombro: ¡Mija, no me sueltes, dame la mano! Estas palabras iban dirigidas a mí. Inmediatamente regresé a ver a Arnold, y claramente distinguí en sus ojos el asombro y el impacto que sentía. Un escalofrío recorría por mi cuerpo. Al principio sentí un poco de temor porque no sabía en verdad qué es lo que Arnold podía estar sintiendo.
Luego de varios minutos Arnold se levantaba de la cama, y sólo exclamaba: ¡Casi logro entrar a ese mundo! ¡Me mostró varios mundos! ¡Estaba a punto de llegar, pero no pude mija!
No sabíamos de qué estaba hablando o a qué se refería.
Ahora era el turno de Jean.
Esta vez sólo mi persona estaba pendiente sobre qué sucedería, mientras que Arnold seguía consternado sobre su “trip”.
Jean fumó la sustancia. Yo esperaba con aire de intriga, sin embargo, como en el primer caso, no sucedió nada.
Infería que Jean se sentía decepcionado, ya que no pudo tener el mismo trip parecido al de Arnold.
Por mi parte decidí intentarlo nuevamente. Fumé, me acosté y de pronto en tan solo unos instantes eché a reír como un loco. No podía parar. Todo el contexto de mi realidad se alteró, cambió totalmente. Lo que en un principio estaba arriba ahora estaba atrás, lo que estaba atrás ahora estaba abajo, lo que estaba abajo ahora estaba frente a mí, y lo que estaba frente a mí ahora estaba arriba. No podía entender lo que sucedía, todo era muy diferente. Mi realidad ahora se transformó en una vista caleidoscópica, todo parecía tan extenso, sin final. Seguía riendo y no sabía por qué, pero presiento que la razón fue porque me pareció tan asombroso, difícil de creer. No podía mover mi cuerpo, mi mente estaba consciente, pero esta mente ya no era dueña de mi cuerpo. Empiezo a creer que mi mente se encontraba en dos universos distintos al mismo tiempo. No recuerdo si tenía los ojos abiertos o cerrados, pero lo que sí recuerdo es que, de un momento a otro, ya no estaba en el cuarto. Ahora me encontraba en una piscina muy profunda y me di cuenta que no había sima (contrario a cima). Sentía que me iba a ahogar, quería salir de dicha piscina, pero no lo lograba. Sentí miedo, pero luego traté de calmarme. Lo más curioso fue que mi cuerpo se situaba en la habitación de Arnold, pero mi mente estaba presente en dos mundos al mismo tiempo.
¿Por qué les digo esto?
A pesar que lo que observaba no era el cuarto de mi amigo, claramente podía entender que seguía riendo mientras surgía todo este temor e ideas por el lugar donde me encontraba mentalmente. Físicamente tenía una sensación como si mi cuerpo estuviese siendo elevado con suma intensidad, con una velocidad extrema a tal punto que sentía cómo mi piel, mis huesos, dientes, lengua, todo, exceptuando a mis órganos internos, se iban desgarrando por tal presión.
Con sumo esfuerzo, logré dar vuelta a mi cuerpo hacia el lado derecho, e inmediatamente en el plano mental en el que me encontraba empecé a caer, pero no temía, ya que era una sensación mucho más placentera a como me sentía anteriormente debido al desgarre de la presión que emergía.
No recuerdo exactamente el tiempo que duró el “trip”, pero a mi parecer el “vuelo” que viví o sentí en ese mundo fue alrededor de 15 minutos, lo que era contrario a lo que Jean y Arnold comentaban, ya que para ellos sólo había pasado dos o tres minutos.
Previo a volver a la “realidad”, solo decía: Mija, tienes que probar esto, wow está del putas.
Después de todo ese “trip”, me encontraba atónito, y con un poco de miedo por lo que había sentido, pero a pesar de eso, estaba deseoso de volver a intentarlo.
Era el turno de Jean nuevamente.
Lamentablemente en su segundo intento, Jean siguió sin sentir nada. Cercano a una decepción.
Decidí fumar otra vez esta planta. Y aquí les contaré probablemente lo mejor del “trip”.
Al principio todo sucedía exactamente igual, una vista caleidoscópica, sin final. El sitio en el que me encontraba ya no era una piscina, ahora era un bus. Yo estaba sentado en el último puesto y sabía que tenía que salir de allí porque de alguna manera entendía que encontraría otros mundos. Recordemos que mi vista era caleidoscópica, por lo tanto para salir de dicho bus no tenía que caminar, sino que tenía que escalar asiento por asiento y salir por una ventana. Antes de salir de allí escuché una voz femenina, con un aire amigable y cálido, de pronto me sentí seguro. Aquella voz me dijo: ¿Quieres salir de aquí? Inmediatamente respondí: Sí, sí quiero salir de aquí.
Todo fue tan rápido que no sabía cómo había llegado a donde me encontraba. Ya no me situaba en un bus, ahora me contextualizaba en un plano totalmente blanco sin nada a mí alrededor. ¿Dónde estaba? me pregunta a mí mismo. Y otra vez escuché la misma voz que se había dirigido a mí. Pero en esta ocasión el mensaje era diferente y ella pronunció: ¿Quieres conocer estos mundos? Respondí muy seguro: Sí, sí quiero conocer esos mundos. Y presurosa me empezó a mostrar dichos mundos, como un álbum de fotografías, y rápidamente como si pasase las hojas de un libro extenso pero sin final. Al rato, ella volvió a dirigirse a mí, y expresó lo siguiente: Ahora dime, ¿en qué mundo quieres entrar? No sabía en qué mundo o universo entrar, ya que para mí todos eran iguales, pero algo dentro de mí me decía que cada mundo puede ser similar pero las acciones son muy diferentes. Y dije: quiero entrar en aquel mundo. Ella respondió: Está bien. Pero de pronto me percaté de la “realidad”, miraba y recordaba que Arnold y Jean estaban presentes, no podía dirigirme a ellos directamente, pero recuerdo las palabras que le pronuncié a ella (la voz): Mis amigos piensan que estoy muy “volado”, creo que han de pensar que estoy loco, ya que para ellos estoy hablando solo, pero les voy a demostrar que en verdad puedo regresar al mundo “real”. La pregunta del millón era: ¿Cómo rayos regreso al mundo “real”? No sabía cómo, pero dije: sólo debo levantarme, y listo, asunto resuelto.
No podía levantarme, físicamente no lo lograba, pero mentalmente parecía que me había levantado unas mil veces, pero que sin embargo, volvía al principio, seguía estando acostado. Era como despertar de mil sueños, de sueños sin fin, pero con la misma historia. A pesar de aquello, me dije: No importa, sé que regresaré al mundo “real”, en verdad quiero explorar estos mundos. Oí otra vez la voz anterior, y ella había escuchado lo que pronuncié en mi mente y mencionó: Entonces, sígueme. Quería seguirla, pero no podía hacerlo por dos razones. Su presencia no era física, su presencia era mental y si sabía que ella estaba ahí, era solo por su voz. La otra razón era porque sabía que mi mente se había distraído, había hecho contacto con el mundo “real” al haberme percatado de mis amigos. Sabía que ya era muy tarde como para volver a encontrarme con dicha voz, hice todo el esfuerzo posible por concentrarme y apartar mis pensamientos de la vida “real”, pero me fue imposible, poco a poco su presencia metafísica se esfumaba. En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba en mi “verdadero” mundo. De forma confusa sentía como mi cuerpo era exiliado de aquel mundo, y era traído al actual. Sentía mucho asombro y tristeza al mismo tiempo, pero sabía que ya todo había terminado.
Psdt: Satisfactoriamente Jean logró su trip al tercer intento.